Moirũ: Integrando participación comunitaria a un concurso de innovación social

Por: Mónica Ríos, Gustavo Setrini, Cristhian Parra, Ana Lucía Giménez*, Lucas McKinnon*

21 de Abril de 2021

Durante las últimas dos décadas, los concursos y desafíos de innovación se han convertido en herramientas comunes para abordar los desafíos del desarrollo. Diversas instituciones y organizaciones los promueven como una forma de estimular la creatividad, la colaboración y acelerar el progreso hacia el desarrollo social y económico.

La creciente popularidad de los concursos se ve remarcada en los  elogios a sus buenas prácticas, pero también en las críticas hacia sus limitaciones, reconociendo y detallando los desafíos que enfrentan para convertirse en métodos efectivos de innovación. Algunos de estos desafíos incluyen la incorporación de perspectivas y experiencias diversas, poner a disposición conocimientos y recursos relevantes, el seguimiento a la implementación de las propuestas y la evaluación de su impacto. Creemos que considerar estos desafíos es particularmente importante cuando se trabaja en innovación social en comunidades vulnerables. 

La innovación social implica la identificación de procesos, herramientas e ideas para responder a un problema social específico. Como proceso, la innovación social intenta invertir la dinámica de poder a menudo presente en la política de innovación tradicional, insistiendo en la generación de conocimiento colaborativo, comunitario, relevante y público, directamente con y desde las comunidades afectadas. 

La innovación social cambia el enfoque normalmente centrado en aspectos sobre tecnología, empresas y mercados, hacia un enfoque sobre contextos sociales, activos colectivos y la creación de valor social. Bajo este enfoque, los desafíos de innovación social se definen por metodologías, que incluyen el diseño centrado en las personas, investigación desde la acción participativa, mapeo de soluciones y otras aplicados por diferentes Laboratorios de Aceleración de la red del PNUD.

En Paraguay, la Comisión Nacional de los ODS Paraguay, la Estrategia Nacional de Innovación (ENI) y el Laboratorio de Aceleración, diseñaron en conjunto Moirũ Concurso Comunitario de Innovación Social, alineado con uno de los cinco desafíos nacionales de innovación definidos por la ENI a través de un proceso participativo: “Paraguay protegido y resiliente ante las epidemias”. Esta primera edición de Moirũ se centra en la identificación de iniciativas que se encuentren trabajando en la intersección de los ODS 2 y 5: Hambre Cero e Igualdad de Género.

Para el diseño del desafío de innovación social comunitaria, consideramos principalmente cuatro características: (1) un enfoque basado en las organizaciones comunitarias y no exclusivamente en empresas como los principales impulsores del cambio social; (2) el reconocimiento a la importancia de los activos colectivos, además de la tecnología, como herramientas para la impulsar la innovación; (3) generar incentivos que apoyen la colaboración y la inteligencia colectiva, en lugar de dinámicas  únicamente competitivas y, finalmente, (4) capacitar a los participantes en métodos específicos de diseño e investigación para fortalecer sus propuestas, aportando al fortalecimiento de sus capacidades como comunidad. 

Moirũ en la práctica

Abordamos el diseño e implementación de la primera edición de Moirũ como un ejercicio de prototipado, realizando un proceso de cinco etapas, desarrollando herramientas participativas para la Focalización del Desafío y el Mapeo de Soluciones.


Durante la Etapa 1, la focalización del desafío se llevó adelante en un taller utilizando una Matriz ORID sobre los desafíos presentes  en la intersección del ODS 2: Hambre Cero y el ODS 5: Igualdad de Género, y con la participación del gobierno, el sector privado, la sociedad civil y los  líderes comunitarios. Luego se llevó adelante el mapeo de iniciativas que respondan al desafío focalizado y se identificaron las 6 principales barreras a las que estas se enfrentaban para su crecimiento y desarrollo.

La Etapa 2 contempló la preselección de 18 iniciativas con el mejor potencial de enriquecer sus propuestas a través de las metodologías concurso, mediante la evaluación de 3 grupos de expertos.  

La Etapa 3 fue la Co-Creación de propuestas con los equipos preseleccionados, a través de talleres en línea, utilizando herramientas como el  Mapa de Experiencia y Diagramas Causales para facilitar la autorreflexión y la profundización de los desafíos afrontados. A partir de estos insumos los equipos  prepararon presentaciones cortas y videos de 3 minutos describiendo sus propuestas.


En la Etapa 4, las 18 iniciativas preseleccionadas presentaron sus propuestas en un evento virtual al público en general y a un panel de profesionales expertos en la temática proveniente de diversas instituciones y organizaciones. Para la selección de ganadores, se utilizó una combinación de deliberación pública online (30%) y experta (70%) con el objetivo de socializar las propuestas y democratizar los resultados.


¿Qué aprendimos?

En general, Moirũ cumplió con nuestras expectativas como un método novedoso de innovación social. Demostró la importancia del “conocimiento popular” para crear diversidad de propuestas. Al reflexionar sobre el diseño, la implementación y la evaluación del desafío, es evidente que el mapeo de soluciones es efectivo para generar propuestas innovadoras a problemas estructurales, incentivando así la colaboración y el compromiso comunitario. El taller de focalización efectivamente ayudó a acotar los desafíos del concurso, así como identificar iniciativas en marcha relacionadas a los ODS 2 y 5.

Sin embargo, restricciones presupuestarias y de tiempo nos obligaron a reducir todo el proceso a sólo 4 meses. Realizar un proceso de mapeo de soluciones más amplio y diverso requiere una inversión de tiempo mayor, así como analizar la información mapeada y encontrar puntos de conexión para identificar las barreras más importantes para impulsar un desafío de innovación relevante. El diseño inicial contemplaba un período más extenso de mapeo participativo de soluciones, poblando la plataforma Wendá con información sobre iniciativas en curso y posibles soluciones. Sin embargo, el equipo no pudo movilizar la participación de voluntarios en el período de tiempo disponible y, como resultado, terminamos colapsando en una sola etapa las fases de mapeo de soluciones y postulación, que inicialmente fueron diferenciadas en dos etapas.

Si bien el proceso de co-creación de propuestas es efectivo, observamos que el formato de “concurso” tiende a promover dinámicas competitivas que interfieren con la colaboración en las propuestas. El acompañamiento individual a los semifinalistas fue fundamental para generar una mejor comprensión de las iniciativas y la adopción de herramientas y metodologías. El “mapa de experiencias” y el “diagrama de hipótesis” ofrecieron a  los participantes la oportunidad expresar y poner en perspectiva los principales hitos atravesados, en términos de oportunidades y barreras para su crecimiento. Estas dinámicas promovieron un intercambio constructivo y -por sobre todo- sincero entre participantes, expertos y mentores, en lugar de generar presiones para lucir como “postulantes perfectos”.

En próximas ediciones, esperamos experimentar con otros formatos que incentiven la colaboración y sinergia entre los participantes. El enfoque del Diseño Comunitario Centrado en la Equidad y otras metodologías de diseño participativo pueden ser útiles para experimentar en torno a desafíos de innovación cooperativa. 

Romper la brecha digital para realizar el concurso de forma 100% digital requirió la atención y la ayuda de personas y organizaciones locales para solucionar problemas y gestionar la conectividad de los participantes a lo largo de las diferentes actividades. En contextos previos a la pandemia, esto podría haber sido una barrera infranqueable. Sin embargo, el formato digital finalmente facilitó la participación de comunidades en lugares geográficamente remotos y en muchos casos con escaso acceso directo a instituciones públicas.

Finalmente, observamos que la participación y votación del público mejoran la relevancia y legitimidad de las propuestas ganadoras, aumentando el compromiso de la comunidad, la difusión y visibilidad de las propuestas, la apropiación del proceso por parte de la comunidad y, probablemente, facilitando una implementación más exitosa del proyecto resultante. Específicamente, el voto público permitió replantear el valor de dos de los finalistas que no habían sido seleccionados por el panel de expertos, logrando su inclusión como ganadores gracias a la cantidad significativa de votos públicos que recibieron. Además, la deliberación de los expertos produjo un empate entre 3 propuestas para el quinto lugar, que solo se pudo romper gracias a que el voto público fue significativamente mayor para una de ellas. 

En el futuro, podría ser valioso explorar y experimentar sobre la toma de decisiones utilizando otros métodos de participación, como asambleas deliberativas compuestas por miembros de la comunidad seleccionados por sorteo, para participar en las fases de retroalimentación y mejora de la propuesta. También, se podrían integrar instituciones u otros tipos de participantes en las etapas de deliberación y elaboración de propuestas, fomentando aún más la diversidad y la inteligencia colectiva durante el proceso. 

A pesar de estas limitaciones, los métodos de investigación de diseño, principalmente centrados en técnicas de análisis cualitativo y principios de investigación desde la acción participativa, fueron clave para permitir un proceso que era de naturaleza emergente, insertando suficiente flexibilidad e incertidumbre dentro de un proceso necesariamente más estructurado para llegar a propuestas ganadoras concretas. En general, creemos que esta experiencia puede representar un buen ejemplo de un ciclo integrado de investigación, desarrollo e innovación que puede orientar las políticas para una agenda estratégica de ciencia, tecnología e innovación igualmente integrada. 

¿Qué sigue?

En las próximas publicaciones de esta serie, presentaremos a los 5 ganadores de Moirũ Concurso Comunitario de Innovación Social, también describiremos cómo Moirũ encaja dentro de una estrategia más amplia para acelerar el desarrollo sostenible. Para AccLabPy, el verdadero trabajo de Moirũ comenzó cuando se anunciaron los ganadores. Las iniciativas ahora deben implementar sus proyectos y enfrentarse a muchas barreras sistémicas para lograr la seguridad alimentaria y la igualdad de género en sus comunidades. Estos proyectos representan los primeros pasos hacia la construcción de una cartera de prototipos y experimentos para acelerar la innovación social y de políticas públicas. 

Read this blog post in english here.

*Colaboraron en este blogpost:

Ana Lucía Giménez lidera el trabajo del Pilar Social de la Estrategia Nacional de Inovación de Paraguay (ENI). Durante el 2020, su trabajo incluyó la articulación entre iniciativas ciudadanas, en el marco de la coordinación de la plataforma Wendá, contribuyendo al diseño y facilitación de MOIRŨ desde este rol. En la ENI, su trabajo está enfocado en promover la innovación social en Paraguay, con énfasis en seguridad alimentaria e igualdad de género. A través de Wendá, contribuye a la creación de un espacio para la articulación, promoción y fortalecimiento de iniciativas ciudadanas y de gobierno ante los desafíos del COVID19 y el día después, mobilizando recursos de voluntariado, facilitación social y mapeo participativo. Es Ingeniera en Ecología Humana con amplia experiencia en desarrollo comunitario y derechos humanos.  

Lucas McKinnon es uno de los Doce Gallatin Global Human Rights Fellows, seleccionados para llevar adelante trabajos de cooperación en todo el mundo, con organizaciones de diversos países. Colabora con nuestro laboratorio en el seguimiento y asesoramiento de las iniciativas de seguridad alimentaria que fueron seleccionadas a través de este proceso de innovación, contribuyendo conocimientos desde su experiencia como Coordinador de Proyectos en Sistemas Alimentarios del condado de Hawaii, donde apoya a comunidades vulnerables con el fin de garantizar su acceso a servicios y recursos necesarios para superar los ciclos de pobreza. Parte de su colaboracion con el PNUD Paraguay incluye contribuir en la escritura y traducción de nuestros artículos.  

Moirū es una palabra en guaraní que signifca acompañarse. Deriva de la palabra irū, que significa compañero, y está cerca de la palabra angirū, el término para amigos. Angirū combina ãnga, que significa alma, con irū. Ser amigos en guaraní es ser compañeros del alma, y tal es el tipo de compañerismo y colaboración que Moirū busca generar.